Esta pintura está dedicada al espectador gozoso de la conteplación de la gracia, la superficie llana del lienzo. A esos ojos que se regocijan con la sola interpretación convencional y hedonista de la rosa, con la vaquita junto a su tranquera.
Esta pintura le habla directo al espíritu de aquel que sienta el recorrido de la experiencia física y mental frente al horror de lo bello.
Bienvenidos al mundo terrenal, al pan para el sindiente.
Esta pintura le habla directo al espíritu de aquel que sienta el recorrido de la experiencia física y mental frente al horror de lo bello.
Bienvenidos al mundo terrenal, al pan para el sindiente.
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